Estamos inmersos en un mundo completamente variado, convivimos diversas especies de organismos. Somos parte de una cadena trófica que ha existido por siglos. Lo que nos destaca y diferencia del resto de seres vivos es que somos racionales. somos conscientes, nos guiamos por la razón, recopilamos información, resolvemos problemas, podemos crear y entender símbolos, dominamos herramientas como medio de resolución de problemas, entre otros atributos.
Desde el momento en que nacemos, observamos el mundo y cómo funciona. Recolectamos información; pero es a partir de los tres años que comenzamos a almacenarla. Difícilmente una persona puede recordar algo de su niñez temprana, ya que su cerebro tiene mucha plasticidad y aún se está reorganizando. Por lo que es importante y necesario estimular el cerebro desde temprano ya que influirá en el
futuro.
Estamos influenciados por la familia, la escuela y la sociedad en general, quienes dejan huella a través de las palabras y actos, cada persona debería decidir qué preservar de lo que se nos ha enseñado, ya que habrá elementos que aportan, potencian y motivan a desenvolvernos en el futuro inmediato mientras que otros no.
Nuestras fortalezas y debilidades y la esencia de cada persona nacen, en parte, de la influencia de qué y quienes nos rodean. Es decir, nuestras raíces son regadas por mamá, papá, los maestros, los vecinos, los amigos, la tv, y por todo aquello a lo que le prestamos atención.
Lo heredado lo adquirimos de manera consciente e inconsciente y nos acompaña al momento de actuar, decidir, pensar y sentir.
Desde el momento en que nacemos, observamos el mundo y cómo funciona. Recolectamos información; pero es a partir de los tres años que comenzamos a almacenarla. Difícilmente una persona puede recordar algo de su niñez temprana, ya que su cerebro tiene mucha plasticidad y aún se está reorganizando. Por lo que es importante y necesario estimular el cerebro desde temprano ya que influirá en el
futuro.
Estamos influenciados por la familia, la escuela y la sociedad en general, quienes dejan huella a través de las palabras y actos, cada persona debería decidir qué preservar de lo que se nos ha enseñado, ya que habrá elementos que aportan, potencian y motivan a desenvolvernos en el futuro inmediato mientras que otros no.
Nuestras fortalezas y debilidades y la esencia de cada persona nacen, en parte, de la influencia de qué y quienes nos rodean. Es decir, nuestras raíces son regadas por mamá, papá, los maestros, los vecinos, los amigos, la tv, y por todo aquello a lo que le prestamos atención.
Lo heredado lo adquirimos de manera consciente e inconsciente y nos acompaña al momento de actuar, decidir, pensar y sentir.
Desde nuestro nacimiento estamos en constante formación. Las experiencias influyen significativamente en lo personal. Generando actitudes, habilidades y valores significativos mediante la relación de la persona y el entorno en acción.
La formación es la acción o proceso de formar o darle forma a algo; en este caso, formar a una persona desde lo cognitivo, conductual y afectivo.
Por lo visto, estamos inmersos en una sociedad donde todo nos afecta directa o indirectamente, y llega una edad en la cual somos conscientes y capaces de decidir qué información deseamos incluir y captar y qué información descartar.
Debemos ser capaces de decidir que formará parte de nuestra mente. Como base es necesario codificar, almacenar y recordar información; lo que denominamos “memoria”. Principalmente registramos todo lo que sucede a nuestro alrededor, luego seleccionamos aquello que nos interesa y que está relacionado con nuestras vivencias y lo guardaremos para luego utilizarlo en caso de ser necesario.
No retenemos todo lo que se nos enseña u observamos, sino que almacenamos lo que está relacionado con nuestros ideales. Además, nuestro cerebro no distingue entre lo imaginario, lo virtual o lo real; nuestros pensamientos deben ser menos rigurosos y más flexibles y eliminar aquellos que nos perjudican. Es importante conocer cuales nos potencian y cuales nos limitan.
Todo lo que consideremos, se convierte en una creencia la cual nos dirige y determina cómo actuar. Podría diferenciar las creencias en dos simples grupos: Positivas y negativas. Las del segundo grupo son necesarias modificarlas, para llevar una vida más plena, ya que nos impiden alcanzar nuestros objetivos debido a tres razones: nos hacen dudar sobre la posibilidad de alcanzar un objetivo, sobre nuestra capacidad y si somos merecedores de alcanzarlo.
Todo está en nuestra mente y debemos domesticarla a nuestro favor. El primer paso es ser consciente de ello, y tener en cuenta nuestros esquemas mentales para proceder. Éstos son las estructuras de las cuales derivan nuestros pensamientos que nos predisponen de cierta manera ante una oportunidad. Las creencias conforman nuestra lupa para observar el mundo.
Cada esquema cognitivo que tenemos sobre una situación, experiencia u objeto puede ser modificable ya que es la base del procesamiento de información, es decir, el modo en que comprendemos lo que vivenciamos. Por esta razón es importante reconocer lo que uno piensa porque afecta el modo en que actuamos, y si tenemos la capacidad de modificar aquellos esquemas errados, modificaremos nuestra manera de percibir y actuar simultáneamente.
Existen ciertos conceptos que son parte de una realidad global, como los cánones. Estos representan modelos perfectos de un género específico, por ejemplo “los cánones de belleza”. Son reglas básicas para lograr la perfección. Son líneas reguladoras que buscan generalizar una sociedad completamente desigual. Estos cánones están siendo rechazados y puestos en tela de juicio por la sociedad ya que
se alejan de la realidad.
Las creencias dan por verdadera una idea, una teoría o una experiencia. Éstas pueden ser conscientes, inconscientes, morales, descriptivas, religiosas, acerca del entorno, etc. Cuando engloban una gran cantidad de personas, pasan a ser ideologías. Al ser comprobadas científicamente pasan a ser conocimientos, leyes o
saberes.
Las creencias nos orientan acerca de quiénes somos: cómo nos percibimos y cómo nos vemos a futuro. Influyen desde la elección de gustos musicales, hasta la manera de relacionarnos con los demás. Creamos imágenes de nosotros mismos: tenemos un autoconcepto (cognitivo) y un autoestima (valorativo, emocional) que nos condiciona.
Nos regimos según estas creencias, y a su vez, dejamos que el mundo nos castigue y juzgue de manera injusta en ocasiones.
La formación es la acción o proceso de formar o darle forma a algo; en este caso, formar a una persona desde lo cognitivo, conductual y afectivo.
Por lo visto, estamos inmersos en una sociedad donde todo nos afecta directa o indirectamente, y llega una edad en la cual somos conscientes y capaces de decidir qué información deseamos incluir y captar y qué información descartar.
Debemos ser capaces de decidir que formará parte de nuestra mente. Como base es necesario codificar, almacenar y recordar información; lo que denominamos “memoria”. Principalmente registramos todo lo que sucede a nuestro alrededor, luego seleccionamos aquello que nos interesa y que está relacionado con nuestras vivencias y lo guardaremos para luego utilizarlo en caso de ser necesario.
No retenemos todo lo que se nos enseña u observamos, sino que almacenamos lo que está relacionado con nuestros ideales. Además, nuestro cerebro no distingue entre lo imaginario, lo virtual o lo real; nuestros pensamientos deben ser menos rigurosos y más flexibles y eliminar aquellos que nos perjudican. Es importante conocer cuales nos potencian y cuales nos limitan.
Todo lo que consideremos, se convierte en una creencia la cual nos dirige y determina cómo actuar. Podría diferenciar las creencias en dos simples grupos: Positivas y negativas. Las del segundo grupo son necesarias modificarlas, para llevar una vida más plena, ya que nos impiden alcanzar nuestros objetivos debido a tres razones: nos hacen dudar sobre la posibilidad de alcanzar un objetivo, sobre nuestra capacidad y si somos merecedores de alcanzarlo.
Todo está en nuestra mente y debemos domesticarla a nuestro favor. El primer paso es ser consciente de ello, y tener en cuenta nuestros esquemas mentales para proceder. Éstos son las estructuras de las cuales derivan nuestros pensamientos que nos predisponen de cierta manera ante una oportunidad. Las creencias conforman nuestra lupa para observar el mundo.
Cada esquema cognitivo que tenemos sobre una situación, experiencia u objeto puede ser modificable ya que es la base del procesamiento de información, es decir, el modo en que comprendemos lo que vivenciamos. Por esta razón es importante reconocer lo que uno piensa porque afecta el modo en que actuamos, y si tenemos la capacidad de modificar aquellos esquemas errados, modificaremos nuestra manera de percibir y actuar simultáneamente.
Existen ciertos conceptos que son parte de una realidad global, como los cánones. Estos representan modelos perfectos de un género específico, por ejemplo “los cánones de belleza”. Son reglas básicas para lograr la perfección. Son líneas reguladoras que buscan generalizar una sociedad completamente desigual. Estos cánones están siendo rechazados y puestos en tela de juicio por la sociedad ya que
se alejan de la realidad.
Las creencias dan por verdadera una idea, una teoría o una experiencia. Éstas pueden ser conscientes, inconscientes, morales, descriptivas, religiosas, acerca del entorno, etc. Cuando engloban una gran cantidad de personas, pasan a ser ideologías. Al ser comprobadas científicamente pasan a ser conocimientos, leyes o
saberes.
Las creencias nos orientan acerca de quiénes somos: cómo nos percibimos y cómo nos vemos a futuro. Influyen desde la elección de gustos musicales, hasta la manera de relacionarnos con los demás. Creamos imágenes de nosotros mismos: tenemos un autoconcepto (cognitivo) y un autoestima (valorativo, emocional) que nos condiciona.
Nos regimos según estas creencias, y a su vez, dejamos que el mundo nos castigue y juzgue de manera injusta en ocasiones.
Nosotros captamos lo que sucede en nuestro entorno e influimos en los demás, y más aún siendo padres o profesionales donde alguien depende de nosotros y de nuestras capacidades. Somos influenciados y somos influenciadores; es un círculo en el que todos aprendemos y enseñamos. Reconocer las fallas y errores hará que no sólo nosotros, sino quienes están bajo nuestro cargo, tengan la oportunidad de mejorar y modificar las creencias y pensamientos erróneos.
Y cómo resumen, Gandhi escribió acerca de lo importante que es cuidar nuestras creencias, optar por las que nos enriquecen en lo personal para llegar a tener un futuro próspero: “Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino”.
Y cómo resumen, Gandhi escribió acerca de lo importante que es cuidar nuestras creencias, optar por las que nos enriquecen en lo personal para llegar a tener un futuro próspero: “Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino”.