El amor es el soplo de vida que la biblia ha mencionado en sus páginas. Es la fuerza que nos mantiene erguidos cuando todo parece derrumbarse. Por ende, es el sentimiento más poderoso y motivador que podemos experimentar hacia nosotros mismos y hacia las personas.
No estamos acostumbrados a nacer, crecer y desarrollarnos en completa soledad: Nos rodean familiares, maestros, vecinos, amigos de la vida, personas cercanas y hasta desconocidos en aquellos momentos en los que salimos de nuestra zona de confort. Aprendemos a quererlos a nuestra manera, con desaciertos y virtudes. Apreciamos la compañía, las enseñanzas, los aplausos y hasta los tirones de orejas.
Amamos. Nos aman. Y a lo largo de la vida buscamos experimentar esa sensación de amor que cultivamos en la infancia, o en su defecto, la carencia de éste.
Cuando nos proyectamos a futuro buscamos la mayor comodidad para nuestra vida: algunos optan por una vida solitaria pero colmada de logros personales, mientras que otras personas buscan compartir los éxitos con seres queridos.
Entablar una relación de pareja es más que un vínculo afectivo-emocional. Es encontrar una persona con quien compartir aficiones, deseos, proyectos y sueños personales.
Un compañero de vida es alguien que respeta tu libertad como individuo. Permite que seas tú mismo en todo tu esplendor. Se enamora de tus virtudes y de tus defectos sin pretender modificarte porque entiende que tu eres nada más y nada menos que un ser humano de carne y hueso que se tropieza, falla, aprende, crece y madura ¡a tu tiempo!
No existe una receta mágica para lograr un vínculo sano y estable. Ya que cada persona es particular y cada vínculo también lo es. Pero como futura arquitecta podría decir que los pilares básicos para que una relación no se derrumbe son la confianza, el respeto, la buena comunicación y la empatía.
“Nos hicieron creer” escribió John Lennon hace más de 40 años. Un poema que expresa la manera en que acostumbraban a sentir el amor: Limitado, frágil y colmado de responsabilidades ajenas. El poema decía que “Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno" Dos personas pensando igual, actuando igual… que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene un nombre: anulación. Que solo siendo individuos con personalidad propia podremos tener una relación saludable.”
El compromiso es una costumbre heredada la cual está doblegandose en nuestra sociedad efímera y cambiante. ¿Qué sucedería si las viejas costumbres pudieran flexibilizarse y amoldarse a nuestro estilo de vida? Ya que es complejo dejar de ser uno mismo para encajar en la vida de otra persona. Y sé a ciencia cierta que nadie desea vivir bajo la sombra de alguien más.
Las exigencias y las expectativas conducen a la frustración. Cada ser humano es un individuo que puede valerse por sí mismo: posee creencias, pensamientos y emociones, por lo que cada individuo se manifestará de un modo particular.
Las relaciones son vínculos formados con el paso del tiempo. Lo que lleva a preguntarme ¿Qué momentos de calidad compartimos con el otro?.
Si disfrutamos la compañía de nuestros seres queridos deberíamos mantenerlos cerca de nuestro corazón. Después de todo, debemos sentirnos bendecidos de rodearnos de las personas que queremos.
No estamos acostumbrados a nacer, crecer y desarrollarnos en completa soledad: Nos rodean familiares, maestros, vecinos, amigos de la vida, personas cercanas y hasta desconocidos en aquellos momentos en los que salimos de nuestra zona de confort. Aprendemos a quererlos a nuestra manera, con desaciertos y virtudes. Apreciamos la compañía, las enseñanzas, los aplausos y hasta los tirones de orejas.
Amamos. Nos aman. Y a lo largo de la vida buscamos experimentar esa sensación de amor que cultivamos en la infancia, o en su defecto, la carencia de éste.
Cuando nos proyectamos a futuro buscamos la mayor comodidad para nuestra vida: algunos optan por una vida solitaria pero colmada de logros personales, mientras que otras personas buscan compartir los éxitos con seres queridos.
Entablar una relación de pareja es más que un vínculo afectivo-emocional. Es encontrar una persona con quien compartir aficiones, deseos, proyectos y sueños personales.
Un compañero de vida es alguien que respeta tu libertad como individuo. Permite que seas tú mismo en todo tu esplendor. Se enamora de tus virtudes y de tus defectos sin pretender modificarte porque entiende que tu eres nada más y nada menos que un ser humano de carne y hueso que se tropieza, falla, aprende, crece y madura ¡a tu tiempo!
No existe una receta mágica para lograr un vínculo sano y estable. Ya que cada persona es particular y cada vínculo también lo es. Pero como futura arquitecta podría decir que los pilares básicos para que una relación no se derrumbe son la confianza, el respeto, la buena comunicación y la empatía.
“Nos hicieron creer” escribió John Lennon hace más de 40 años. Un poema que expresa la manera en que acostumbraban a sentir el amor: Limitado, frágil y colmado de responsabilidades ajenas. El poema decía que “Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno" Dos personas pensando igual, actuando igual… que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene un nombre: anulación. Que solo siendo individuos con personalidad propia podremos tener una relación saludable.”
El compromiso es una costumbre heredada la cual está doblegandose en nuestra sociedad efímera y cambiante. ¿Qué sucedería si las viejas costumbres pudieran flexibilizarse y amoldarse a nuestro estilo de vida? Ya que es complejo dejar de ser uno mismo para encajar en la vida de otra persona. Y sé a ciencia cierta que nadie desea vivir bajo la sombra de alguien más.
Las exigencias y las expectativas conducen a la frustración. Cada ser humano es un individuo que puede valerse por sí mismo: posee creencias, pensamientos y emociones, por lo que cada individuo se manifestará de un modo particular.
Las relaciones son vínculos formados con el paso del tiempo. Lo que lleva a preguntarme ¿Qué momentos de calidad compartimos con el otro?.
Si disfrutamos la compañía de nuestros seres queridos deberíamos mantenerlos cerca de nuestro corazón. Después de todo, debemos sentirnos bendecidos de rodearnos de las personas que queremos.