Peter Zumthor, ebanista, diseñador y arquitecto suizo. Recibió el
premio Pritzker en 2009 por el conjunto de sus obras (Entre las
más reconocidas se encuentran las Termas de Vals y el museo de
Arte de Bregenz). Su trabajo proyectual se basa principalmente en
las sensaciones generadas a partir de la creación de espacios:
Zumthor busca que los sentimientos fluyan al dialogar con las
obras creadas al transitarlas: generando en cada persona aceptación o rechazo inmediato. Dejando la estética en un segundo
plano y creando edificios que todos puedan comprender y entender.
El arquitecto mencionado se destaca por considerar a la arquitectura como parte de la vida: Es parte del entorno y posee un sentido de hogar. Su manera de trabajar es a partir de las luces, las
sombras, los materiales, el color, la temperatura, las texturas, los
contrastes, los espacios, las experiencias sensoriales, el cuerpo
humano, el entorno inmediato y la conexión del interior con el
exterior. Cada uno de estos elementos, dan a la arquitectura una
definición sólida: Construir un todo a partir de los detalles. La
arquitectura es algo concreto y está expuesta a la vida, lo que él
define como el “arte de construir”. La arquitectura es un arte útil,
tiene que tener coherencia: Es lo que tiene que ser, y, además,
posee una forma bella.
El ser humano tiene una necesidad básica: Buscar un refugio.
Necesidad fundamental como la salud, alimentación, protección,
afecto, etc. La arquitectura posee un rol elemental en este sentido:
ofrecer espacios para los seres humanos: Devolver a cada una de
las personas su dignidad ofreciendo los servicios esenciales para
vivir dignamente. En este sentido, el arquitecto tiene la habilidad
y la aptitud de crear hogares para cada una de las personas. Se
podría decir que la arquitectura es una actividad primordial en
esta pandemia de Covid-19, ya que se debe repensar temas que
creíamos resueltos: temas tales como la vivienda digna y los espacios públicos aptos para la vida social. Se debe tener en cuenta
una perspectiva global para que funcione íntegramente la sociedad y su entorno inmediato.
En la búsqueda de una vivienda postpandémica, lo rescatable del
arquitecto suizo, Peter Zumthor, es la idea de que la arquitectura
debería hacer algo útil y bueno para los seres humanos. Donde las
obras son un refugio: un lugar para vivir y una discreta protección.
Los edificios deberían ser aceptados en su entorno, evitando
malgastar materiales y generando ostentosidad innecesaria. El
paisaje tiene historia y el entorno ayuda a construir: Buscar la
sustentabilidad en cada proyecto debería ser el alma de cada
edificación. Buscar el “corazón de las cosas”. Trabajar con cada
material, los cuales no tienen límites a la hora de utilizarlos. Y
crear, de esta manera, obras dignas de ser vivenciadas. Dándole al
futuro, un refugio.