La salchicha de mi menú vegetariano, aquella por la que doy mi tiempo, mis días y mi más profundo amor.
Ningún día es tan lindo como aquellos en los que salimos a perseguir palomas voladoras, romper ramas de algunos árboles y escarbar hasta llegar a China.
Gracias pequeña por dejarme ser la que acomoda tus orejas cuando se mueven hacia atrás, gracias por inundarme de felicidad y por atropellarme en el mejor de los sentidos con tu humor terrible y audaz.